29.1.15

El acoso escolar, un acto común en nuestra sociedad

Algunos alumnos sufren de persecuciones recurrentes en la escuela, las cuales pueden tener consecuencias sobre su integridad física y psicológica. Este fenómeno frecuente debe ser detenido para proteger a nuestros hijos.
6 tipos de BULLYING

FÍSICO

Es la forma más evidente de violencia escolar. Ocurre cuando los alumnos recurren a las acciones físicas para ganar poder y control sobre sus compañeros. Esto incluye patear, pegar, dar puñetazos, cachetear y empujar. Generalmente, los alumnos agresores son más altos, fuertes y agresivos que sus camaradas. Esta forma de bullying es la más identificable, ya que deja rasgos visibles sobre la víctima.

VERBAL

En este caso, los alumnos agresores utilizan insultos para incrementar su poder y control sobre algunos estudiantes. Generalmente, es un acto incansable en el cual se emplean palabras que sirven para humillar y herir a la otra persona. Las víctimas son elegidas en función a su aspecto físico o por sus comportamientos. Asimismo, este tipo de bullying puede afectar a los menores con capacidades especiales. La violencia escolar verbal es difícilmente identificable porque los ataques surgen cuando ningún adulto está presente. Además, los profesores y padres suelen desacreditar estos actos, ya que piensan que son comunes durante la niñez, pero pueden dejar rasgos emocionales profundos.

RELACIONAL

La agresión relacional es una forma insidiosa de bullying que pasa generalmente desapercibida por los padres y profesores. Es una manipulación en la cual los alumnos sabotean la situación social de sus compañeros, excluyéndolos de algunos grupos de estudiantes, expandiendo rumores y rompiendo secretos. Este tipo de violencia escolar es más utilizado por las chicas.

CIBERBULLYNG

Consiste en el uso de internet, teléfonos celulares y otros medios tecnológicos para acosar, amenazar o avergonzar a otra persona. Esto incluye publicar imágenes humillantes, hacer amenazas en línea y mandar mensajes hirientes. El ciberbullying es cada vez más común en los estudiantes debido a la expansión de las tecnologías y su fácil acceso. Además, es una manera alternativa para revelar cosas que el agresor no se atreve a decir de frente. Por lo tanto, es una forma de violencia escolar hipócrita y generalmente muy cruel. Asimismo, suele no tener límites y sus consecuencias sobre el agredido son importantes.

SEXUAL

Corresponde a las acciones sexuales recurrentes y humillantes efectuadas sobre una persona para herirla, lo que incluye insultos, comentarios vulgares, contactos no deseados, propuestas sexuales y uso de materiales pornográficos. En los casos extremos, el bullying sexual puede llegar al abuso de la víctima. Generalmente, las chicas son las más afectadas, mientras que los agresores pertenecen a ambos sexos. Por otro lado, este tipo de violencia escolar incluye también la revelación a toda la escuela de fotos o videos íntimos de las víctimas.

PREJUICIOSO

Se basa sobre los prejuicios que tienen los niños y adolescentes acerca de personas de razas, religiones y orientaciones sexuales diferentes. En este caso, los agresores pueden utilizar el ciberbullying y los ataques físicos, verbales, relacionales o sexuales para herir a sus víctimas. Toma en cuenta que esta forma de violencia escolar es severa y puede conllevar al desarrollo de actos criminales a futuro.

Detalles sobre los perfiles e impactos

Agresor

No existe un perfil típico de los agresores, pero generalmente son personas que necesitan dominar y destacarse de sus compañeros. Suelen tener características físicas más imponentes y obtienen bajos resultados escolares. También pueden ser impulsivos, hiperactivos con alta autoconfianza, pero suelen sufrir de trastornos de ansiedad. En la mayoría de los casos, tienen poca empatía hacia sus compañeros. Pueden provenir de familias inestables, violentas y autoritarias, lo cual favorece el desarrollo de agresividad.

Víctima

Se elige a las víctimas en función a una discapacidad, diferencia o apariencia física. En general, acumulan un conjunto de caracteres particulares que les diferencia de los demás. Son menos integrados socialmente y por lo tanto, tienen pocos amigos que les pueden ayudar a defenderse. Asimismo, los buenos alumnos suelen ser más afectados por el bullying.

Consecuencias

psicológicas

El acoso escolar suele provocar problemas en las relaciones sociales, ansiedad, depresión, fobias, somatizaciones (transformar problemas psíquicos en síntomas orgánicos de manera involuntaria), dolores diversos, entre otros. También se puede observar la aparición de dificultades en el rendimiento escolar y ausentismo. A largo plazo, es posible que el bullying afecte el desarrollo psicológico y social del niño o adolescente. En los casos más graves, puede conllevar al deseo de quitarse la vida.



Enfoque psicoanalítico de la violencia en los centros educativos

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Gabriela Villarroel

Psicoanalista

Posgrado en Psicoanálisis en el Instituto Clínico

de Buenos Aires (ICdeBA)

Investigación y Docencia en Autismo y Psicosis

Infantil en Buenos Aires - Argentina



La violencia escolar es actualmente un tema de mucha significación y trascendencia a nivel social, al presentarse cada vez con mayor frecuencia.

Es necesario diferenciar las actitudes de crítica o enojo que suceden en el colegio y que se confunden con acoso escolar, ya que no son lo mismo. Dentro del último, se evidencia el cálculo anticipado de dañar al otro, la repetición sistemática del perjuicio, la permanencia del objeto al que se dirige la agresión y su impotencia.

Asimismo, se debe distinguir la agresividad de la violencia. La primera es una tensión hostil que responde a una posición subjetiva particular y tiene la posibilidad de un tratamiento, al transformarse en palabras, evitando pasar a un acto violento. Por el contrario, en la segunda hay una descarga directa de la presión hacia el exterior. Se observa un acto y el habla no tiene ninguna incidencia o efecto. De esta manera, no se puede llegar a ningún acuerdo o resolución. Esto nos permite pensar la relación entre violencia y autoridad. Esta última se define por el prestigio que se reconoce a una persona o institución por su calidad y competencia en alguna materia, es decir que su palabra como su saber tienen un valor que le permite ocupar un lugar en el cual se pueda mediar conflictos sin recurrir a la fuerza sobre los otros. Por ende, ejercer presión no es autoridad.

Estamos en una época donde se evidencia la caída de la autoridad, la cual cumplía una función simbólica (mediante la palabra) que regulaba. Esto se puede pensar también en las familias como en las escuelas, donde ya no se reconoce una figura que transmite saberes, ideales e identificaciones estables o duraderas. Es por ello que los niños y adolescentes están desorientados. Por lo tanto, se promueve la agresividad, ya que no se respeta la presencia del que es diferente y se responde a esto directamente con la eliminación de ese otro distinto que es lo que sucede en la violencia. Entonces lo que está en el centro de la violencia escolar es la imposibilidad de tratar con la diferencia y tanto los pequeños como los jóvenes no cuentan con el recurso del habla para tramitar la disimilitud, lo que evidencia la ruptura o fragilidad del vínculo social.

Es fundamental tomar en cuenta la responsabilidad del sujeto por sus actos y la particularidad de cada manifestación agresiva. Como también que las escuelas, las familias, los maestros y los padres hagan una pausa, ya que vivimos en un mundo de aceleración con afán de éxito y consumo. Esto significa introducir la posibilidad de la palabra.


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